¿Cuántas malas noticias se pueden recibir en cuatro días? Creo que de a una por jornada es lo que el cuerpo puede soportar.
Uno le puede poner garra, pila, buena predisposición, pensamiento positivo o lo que sea; pero tener que enterarte de una mala nueva -un día tras otro- es Lo Menos.
¿Y que se puede hacer para pasar esos malos tragos? Tener la cabeza fresca para ayudar a los del problema, mantenerse en calma para no transmitir más nerviosismo del que puede haber, charlar con gente a la que no le toca el conflicto para que pueda dar un apoyo externo. En fin, todo eso se hizo. Y ayudó... mucho.
No obstante, pasan los días y uno se pregunta: ¿Y ahora que vendrá? Cuando el panorama está oscuro es muy difícil ver el lado positivo o la pequeña luz que siempre hay y que, en definitiva, es la que nos mantiene en pie y no deja que caigamos. Y ahí viene el tema de la Fé.
Tener fé en Algo, en Alguien o en Todo es fundamental para superar cualquier problema que se pueda presentar. Apoyarse en la fé y los afectos es lo que nos pone los pies en la tierra y espanta la desesperación.
Pueden ser problemas graves, leves, cercanos o no tanto de personas que uno quiere. Pero nos tocan.
El tiempo es sabio. Nosotros debemos pasar las pruebas... mientras esperamos que los melones se acomoden en el carro.
lunes, 9 de febrero de 2009
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