lunes, 28 de julio de 2008

… HUBO QUE HACER MEDIA HORA DE COLA PARA ENTRAR A UN BOLICHE”

Ustedes dirán: ¿Qué tiene de raro? Pues respondo que era lunes por la madrugada. Sinceramente me sorprendió tanta convocatoria a ese recinto de diversión. Es sabido que comenzaron las vacaciones de invierno, y a la vista está que todo el mundo se lo tomó en serio.

Claro, no muchos cuentan con dinero para salir fuera de Capital a pasar unos días. O si lo tienen, optan por guardarlo, seguramente a modo de precauciones ante la inestabilidad económica y política a la que los argentinos estamos acostumbrados.

Dejando de lado las causas de tal fenómeno, lo loco fue escuchar ciertos comentarios de la gente (en su mayoría muchachos de entre 25 y 30 años) que estaban en mi misma situación de lento avance. No se salvaban de ninguna crítica aquellos que pasaban al lado de ese grupo de amigos que esperaba detrás nuestro. Ya sea por la ropa, el pelo, la compañía y vaya a saber que cosas más, todos caían en sus garras. Eso sí, créanme que esas ‘lenguas filosas’ carecían de espejos en sus casas o se ocupaban demasiado en ver al de al lado porque dejaban mucho que desear. Patético.

Lo más divertido fue cuando comenzaron a hablar de ese par de chicos que son momentáneamente populares: los Soñadores. Llámese así a quienes acompañan a los famosos a hacer las coreografías en el exitoso ‘Balando por un Sueño’. Aparecieron dos o tres de estos exponentes que, al menos para mis compañeros de cola, no tenían nombre. ‘El soñador de Archimó’, alcancé e escuchar por ahí. Claro, son exponentes a quienes se conoce por ser acompañante de esas muchachas que se destacan -además- por armar lío en programas de la tarde. Y parece que ellos disfrutan de su popularidad.

Ojo, no solo de frivolidades se vive durante la espera de entrar a un boliche. Mientras que, con quienes me acompañaban, avanzábamos pensando si nos íbamos a otro lado; surgió entre quienes estaban detrás nuestro un poco de actualidad. Nosotros no podíamos evitar escuchar a esas cotorras criticonas que teníamos detrás porque hablaban prácticamente a los gritos.

Haciendo alarde de un agudo humor negro, estos pibes tocaron el tema de la banda de pedófilos que lideraba un psicólogo. Es irreproducible lo que decían creyéndose graciosos, pero me sorprendió que estuviesen al tanto del tema. También surgió la cuestión del paro de colectivos por el chofer apuñalado. Claro, la situación los tocaba de cerca porque no podían vovler a sus casas antes de las cinco de la mañana que se levantaba la medida. De ahí saltaron a charlar sobre ‘Casi Ángeles’, la novela de las seis de la tarde. Fue un verdadero popurri de temáticas a comentar.

En fin, esa media hora de espera la denominé: 'Observaciones sobre qué le interesa a la gente que sale un domingo por la noche’. Es cierto que llegado un momento cúlmine entre tanto grito, risas y burlas que se escuchaban atrás. Eso llegó a tal punto que me dio ganas de darme vuelta y pedirles que bajen la voz. No obstante, sin darnos cuenta, mis compañeros de salida y yo logramos llegar a la entrada justo cuando estaba a punto de hacerlo.

Y bueno, lo que pasó adentro… es otra historia. Pero, créanme, si hay algo que extraño de mi pueblo es no tener que hacer cola para todo: ir a comer, pagar impuestos, ir a bailar, las compras del súper... y vaya a saber cuantos lugares y situaciónes más...

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