Él es alguien que siempre te recibe con una sonrisa, alegre, felíz.
Aprendí a quererlo en poco más de un año que llevamos de conocernos.
Insisto, nunca lo ví trisite. Hasta su mal humor era divertido.
Siempre nos encontramos en el mismo lugar, lleno de personas alrededor, pero nos hacemos nuestro momento para charlar.
Hoy, solo le pregunté: ¿Va todo bien?
Por primera vez, me dijo: La verdad, no.
Su respuesta fue sorprendente porque, inesperadamente, su apariencia no coincidía con su verdadero estado de ánimo.
Luego le siguieron varios minutos hablando sobre cómo, a veces, uno guarda algo malo que le pasa. Pero también concluímos en que es bueno hacer el esfuerzo de abrirse a alguien querido y compartirlo. Eso, alivia el pesar.
Parece un ejercicio común y fácil. Pero no lo es.
Hoy descubrí a un Diego genuino.
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Se viene el finde, espero la pasen genial!!! Les dejo una frase de Giovanni Papini, que me pareció linda:
"Cuando era joven leía casi siempre para aprender; hoy, a veces, leo para olvidar"
viernes, 8 de agosto de 2008
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1 comentario:
Es verdad lo que decís, aunque a veces sea difícil. Saludos. :-)
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