Él estaba escondido detrás de esa máscara que se pone por muchos meses del año.
Cuando uno se acostumbraba a la ocuridad, lo solitario... regresó.
La fuerza que te da su presencia, su energía y su calor solo se vuelve a sentir cuando está con nosotros de nuevo.
Esta temporada que recién empieza hace que el Sol salga más temprano y se ponga más tarde.
Las caminatas matinales con él de testigo son otra cosa: mas tranquilas y con mayor disfrute, con esa suavidad cuando nos pega en la cara, con esa pila que nos carga para seguir adelante. Y las tardecitas... ¡Uff!!!
Llegó el momento de decirle HOLA! al aire libre y aprovechar todo el tiempo que podamos para caminar, correr, tomar mate, pasear, hacer cosas con el solcito de testigo.
Saquémosnos la máscara del invierno. ¡Todo se va a ver mejor!
martes, 23 de septiembre de 2008
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