DESDE OTRO PUNTO DE VISTA

Este fin de semana veía una entrevista en la tv brasileña a un pastor evangelista que es súper querido por allá. Parece que el amor hacia él no va solo por su carisma como padre sino que canta muy bien, tiene millones de discos vendidos y miles de fans por todo el país.

Lejos de buscar esa fama, el loquito parecía muy humilde, copado, sencillo, contaba que antes del seminario había tenido novias y había probado todo para asegurarse que su tarea era llevar la palabra de Dios.

Uno no es hipér religioso, me considero católico, tomé la primera comunión y de vez en cuando piso la Iglesia. Lejos de considerarme cerrado, me quedé atento a algo en particular que dijo algo así:

"La gente piensa: mis amigos son aquellos que están en el momento de mi sufrimiento... No, todo lo contrario. A la hora de nuestro sufrimiento hasta los enemigos están. ¿Sabés quien es el verdadero amigo? Ese que soporta tu alegría. Soportar la alegría del otro es mucho más difícil que soportar el sufrimiento. Porque para llorar con nosotros, hasta el enemigo llora".

Creo que entre tanta palabra, hay algo de razón. Experiencias propias, ajenas, de terceros desconocidos me han hecho pensar que eso puede ser verdad. Si bien 'las malas' es un término amplísimo y que puede abarcar diferentes aspectos siempre va a ver una mano que va a estar ahí, y no hace falta decir: este es mi amigo, porque obvio que es así. Su acción lo determina, y seguramente lo hizo en su momento. Estar en las malas es como una reafirmación de esa amistad.

Ahora las buenas. Eso es un tema. Hay poca gente que soporta el bienestar de los demás sin sentir que él mismo se lo merece. En grados más, grados menos la envidia aparece y ese sentimiento no puede meterse en una relación de amistas. Son extremdamente incompatibles. Otro tema son aquellos que en épocas de vacas gordas se acercan por cualquier tipo de interés.

Hoy en la que la palabra 'Amigo' se mal utiliza o se bastardea creo que está bueno ponerla en su justa dimensión.